ANDEN SEMURA
Allí donde antes había un trabajador uniformado, el vecino se encontrará, cuando las pongan, una máquina expendedora para que pueda adquirir el billete. La opción mecánica sería buena si no fuera la única. Es decir, la posibilidad de adquirir el billete de forma automática es una alternativa válida en estos tiempos y muy extendida para hacer otras operativas, desde el embarque del avión al billete del metro. Pero en las estaciones de los pueblos donde se elimina el personal, el viajero a menudo se corresponde con un segmento de edad que difícilmente se las apaña con estas máquinas, que además no siempre tienen el mantenimiento adecuado y que según se ha anunciado serán unidades solitarias, de tal forma que dejan fuera de juego al viajero que quiera comprar un billete a la primera avería. En suma, cada vez se ponen más dificultades porque no en todas las localidad afectadas hay oficinas de Correos, donde también se pueden comprar los billetes.
La consecuencia es que se está alejando a los ciudadanos de las pequeñas estaciones con la excusa de que son pocos los viajeros que transitan por ellas, y mucho me temo que el siguiente paso en esta España vaciada será el propio cierre de esas estaciones.
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